Mauricio Botero Montoya

 La China genera la tercera parte de los productos manufacturados del mundo. Más que la suma de los producidos por Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Corea del sur, y Japón en conjunto.

Estados Unidos les subió los aranceles a las importaciones, pero es una táctica defensiva ante esa arremetida planificada desde hace decenios.

Los productos manufacturados han tenido una caída drástica en Colombia, el crecimiento de la economía también registra un receso no visto desde la pandemia. La violencia arrecia y ha disminuido también la inversión extranjera.

La organización mundial de la salud afirma que las muertes en Gaza, supera las treinta y cinco mil personas tras los bombardeos ordenados por el gobierno de Netanyahu, el sesenta por ciento de ellos mujeres y niños. Este apoyó al Hamas en el pasado con el objeto de debilitar la consolidación del Estado de Palestina. El fiscal de la corte internacional lo acusa de crímenes de lesa humanidad y de guerra.

El gobierno de alianza de grupos de centro izquierda en Colombia es visto desde el exterior como, eso, un experimento no más.

Lo destacable es la resiliencia institucional que el país ha demostrado en comparación con ejemplos lamentables como el de Venezuela y Nicaragua. Si es que ellas caben en ese sesgo ideológico.

Las altas cortes han fallado en derecho, tanto en el área del manejo de la economía, como en cuestiones políticas, destacándose por ejemplo el retiro del presidente del senado, alfil del gobierno. Quien, al ser remplazado ahora en la embajada del Reino Unido, volverá al ruedo y continuará su gestión para ser candidato presidencial en dos años.

Visto con cierta perspectiva (algo que el propio gobierno paradojalmente poco hace), la pobreza multidimensional ha disminuido desde el 30% durante el régimen del presidente Uribe Vélez, en el cual el índice de concentración fue el más alto de este siglo, según el confiable departamento nacional de estadísticas, al 12% en la actualidad.

Sin embargo, las encuestas dan una impopularidad cercana al 60% al gobernante. Se entiende que la mayoría de las comunicaciones están en manos privadas y muchas de ellas destacan los errores y combaten al gobierno. En esa situación, este propone hacer una suerte de consulta popular para lograr aprobar una agenda que ha sido frenada en otra institución: el Congreso.

Con la opinión en contra, así como los poderes legislativo y judicial adversos a esa agenda, ese intento parece una coartada para justificarse ante los suyos por la falla en muchas de sus promesas.

 El gobierno ha entrado en lo que los colombianos llamamos, tener el sol a la espalda. La iniciativa ha pasado del ejecutivo al legislativo. Los escándalos que además afloran le ha costado también el cargo al antiguo canciller. En fin, las dificultades de presidir un país de la complejidad del nuestro, con cuadros sin mayor criterio o experiencia en el manejo del Estado, resulta más fácil estar en la oposición que gobernar.